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Se nota un hastío del consumidor... “ya no te puedes fiar de nadie”, o “todo el mundo miente” son quejas habituales. Mayoritariamente vivimos en ciudades donde se vende de todo pero no se produce casi nada. El conocimiento directo que antes se podía tener en los pueblos, sobre quién y cómo cultivaban los alimentos que comprabas, o de dónde venía la madera y cómo fabricaban tus muebles y utensilios, simplemente ya no existe.

Falsos artículos de lujo, falsos títulos de formación… y hasta ¡falsos huevos! De la misma forma que Frank, el protagonista de la película “Atrápame si puedes”, logró ganar mucho dinero engañando a la gente haciéndose pasar por quien no era, hay muchos otros Frank que tratan de engañarnos dándonos “gato por libre” o algo que no es lo anunciado.

 

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De la mentira viven muchos, de la verdad, casi ninguno (nos hacen pensar a veces)

Las fábricas, fincas agrícolas y ganaderías están alejadas de nosotros, cuando no, ubicadas en otros países, por lo que necesitamos fiarnos de la información que nos llega desde complejas cadenas de transformación y distribución, en las que no es difícil que se produzcan errores, omisiones de información y hasta engaños o fraudes.

Para gestionar mejor la información de dichas cadenas de distribución, y poder dar mayor confianza al consumidor, las empresas involucradas pueden utilizar algún tipo de sistema de trazabilidad que, en definitiva, trata de mantener y actualizar un registro documental con la historia de los productos, con mayor o menor nivel de detalle. Esto puede llevar aparejado desde un proceso puramente manual de la información, en papel, hasta el empleo de sistemas TI más o menos complejos.

En general, el objetivo final de un sistema de trazabilidad es poder dar a los consumidores ciertas garantías acerca de la procedencia legítima y de una producción y distribución del producto conforme a las normas de calidad requeridas y a legislación vigente que le sea de aplicación (sobre seguridad, etc.).

Blockchain veo, Blockchain quiero

Y cómo no, al calor del (pen)último avance tecnológico, en este caso Blockchain, hay empresas como Alibaba, Carrefour, o hasta la cercana a nosotros Capsa Food, que anuncian estar probando, o planean introducir, una “trazabilidad con Blockchain” para alguno de sus productos. 

Sin dudar a priori de la veracidad de sus afirmaciones, lamentablemente no podemos comprobarlo observando de forma independiente el flujo de sus transacciones, es decir, la traza que realmente dejan en Blockchain. La razón es que dichas empresas no usan una plataforma Blockchain pública (como Ethereum o Telos), sino lo que algunos llaman “blockchain privada” o “blockchain permisionada” (ésta también conocida como “consorciada” o “federada”), una modalidad de registro distribuido que no suele permitir la consulta pública, ni mucho menos anónima, de sus transacciones.

Por ejemplo, en la aplicación de Carrefour para comprobar el origen de sus pollos camperos, se muestra una vista web con unos datos que pueden venir tanto de un sistema transaccional tradicional como de un registro en Blockchain. El consumidor no tiene forma de comprobar por sí mismo los datos directamente en la plataforma Blockchain (ni tampoco que sean ciertos, pero esta cuestión la dejaremos para más adelante).

 

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¿Por qué el pollo cruzó la carretera? Quizá la respuesta está en alguna blockchain ...

Las empresas usuarias de esa plataforma “blockchain privada”, quizás estén autorizadas a consultarla y hacer sus propias comprobaciones, pero entonces... ¿qué sentido tienen las campañas dirigidas al consumidor afirmando que usar Blockchain le da “...mayor visibilidad sobre la seguridad alimentaria, confianza y garantía sanitaria.”? Quizás sean afirmaciones un tanto osadas, ya que ¿de qué “confianza” se habla al privar al consumidor de poder verificar el sistema? En el fondo ¿qué cambia respecto al tradicional sistema centralizado “sin Blockchain”?

La transparencia es un atributo esencial del paradigma Blockchain, y prescindir de ella simplemente da al traste con la confiabilidad del sistema, o de la solución propuesta.

Trazando gamusinos

No hace mucho, en un chat relacionado con Blockchain en una conocida red social, un emprendedor pedía colaboración para desarrollar una innovadora idea de negocio: aplicar Blockchain para certificar el origen de sus productos a la venta (¿nos suena de algo?). Se trataba de un producto cultivado que antes de su venta para consumo sólo precisa de un empaquetado.

Su idea era que la gente pudiese “certificar visualmente” con su presencia la existencia del producto en una ubicación concreta, guardando la información correspondiente en Blockchain como prueba de su veracidad.

Su propuesta era que cualquier persona, situada en la zona de recolección del producto, usase una aplicación blockchain desde su dispositivo móvil para “informar del producto mandando su geolocalización”. A cambio recibiría una cantidad de “tokens” que podría acumular para canjearlos en el futuro por el mencionado producto.

 

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Productos de nuestra tierra para su mesa. ¿Y quién te dice a ti que no vienen de otras tierras?

Sin embargo, no pretendía que la gente “fuese testigo” del origen de cada unidad de su producto, ni siquiera de una cantidad del mismo (lote). Simplemente pretendía que la gente dijese que un día concreto, en una determinada ubicación, su empresa había estado recolectando el producto, y “lo ideal, que cuanta más gente lo informe, pues mejor”

Le comentamos al emprendedor que lo que pretendía hacer no bastaba para garantizar al consumidor el origen de su producto, ya que ¿qué impedía que llevase al supuesto lugar de recolecta cualquier cantidad de productos desde otro origen distinto?

A lo cual respondió desafiante: “Tampoco podemos estar seguros que los certificados de origen que la Cámara de Comercio le expide a una empresa acrediten realmente que todo su producto proviene de un determinado país. Siempre se pueden hacer trampas”.

Esto nos hace ver que solucionar problemas de trazabilidad tiene más que ver con mejorar los procedimientos y controles seguidos que con las tecnologías empleadas, las cuales pueden ser, eso sí, de gran ayuda, pero que no resuelven por sí mismas algo que fundamentalmente es de índole humana.

Espejito, espejito ¿quién es el dato más bonito?

Si lo que verdaderamente se pretende es certificar el origen de algo, es imprescindible contar con fuentes de datos confiables, antes de poder "asegurar" esos datos mediante un registro en Blockchain. Si no puedes confiar en la veracidad de los datos, Blockchain no va a cambiar eso. Únicamente te puede garantizar el momento de registro del dato, la cuenta que realizó el registro, y que a posteriori no ha sido manipulado. Pero si el dato era falso o incorrecto en el momento de su registro, falso continuará siendo cuando un smart contract o aplicación descentralizada lo trate.

Si no lo conocéis, os recomiendo ver el experimento de Terence Eden para aparecer como autor de La Mona Lisa... ¡porque lo dice una aplicación que usa Blockchain! Esto que parece tan sencillo de entender, lamentablemente suele ser lo que se está intentando vender: que usar blockchain te soluciona la trazabilidad del producto, casi por “arte de magia”.

 

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Soy un pintor reconocido, y la Mona Lisa una de mis obras. Blockchain da fe de ello.

Pero la realidad es que la confianza la dará el mecanismo que se implemente para gestionar la trazabilidad, en el cual Blockchain puede ser una pieza que ayude a lograr el objetivo, pero es el diseño global del sistema el que tiene que estar bien planteado.

Si los orígenes de datos son pocos, éstos tienen que ser extremadamente fiables, algo que muchas veces no es posible. Mientras que si los orígenes de datos son muchos, pueden establecerse niveles de fiabilidad y adoptar estrategias de gamificación, de red, para aumentar el grado de fiabilidad.

Llegados a este punto os vendrá a la mente el concepto de “oráculos”, algo que os pueden haber contado, o hayáis leído, que podría mejorar la calidad de los datos de origen. Pero los oráculos de los que os hablan, suelen ser sistemas tradicionales externos a Blockchain, centralizados y habitualmente controlados por una sola entidad, por lo que entonces... ¿por qué una Blockchain iba a confiar en algo centralizado que no está bajo el control de su sistema de consenso y seguridad criptográfica?

A nuestro juicio, los únicos “oráculos” a los que se podría otorgar un grado de confianza aceptable serían oráculos descentralizados, que son aquellos basados en un sistema de incentivos/gamificación capaz de controlar que los informantes (sistemas o personas) se comporten mayoritariamente de forma honesta (porque mentir no les conviene).

El sentido de Blockchain

Al comenzar un proyecto de trazabilidad no es extraño encontrarse con esta absurda situación, similar a una escena (Part I: The Miracle of Birth) de la película “El sentido de la Vida” de los Monty Python:

“Traigan las tecnologías más innovadoras, por si viene el director”, dice el experto en trazabilidad. “Sí, Blockchain, así está mejor. Pero todavía falta algo. ¡El producto!”

Un desconocido hace su aparición. “¡Hola!”

“¿Quién es usted?”, le pregunta sorprendido el experto.

“Soy el consumidor”, responde atónito el visitante.

El experto le da la espalda y sigue a lo suyo. “Lo siento. Sólo la gente involucrada puede participar aquí”.

¿Hemos preguntado al potencial consumidor del producto qué le preocupa realmente? ¿Qué información demanda? ¿Qué grado de confianza o desconfianza tiene en el origen y proceso de elaboración de un producto? ¿Si está dispuesto a pagar más por algo que podría no interesarle o necesitar? En CTIC, estas son algunas de las primeras cosas que pedimos tengan en cuenta las empresas promotoras de un sistema de trazabilidad basado en Blockchain.

 

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Si yo fuese un producto, ¿qué destacaría en mi currículo y cómo se comprueba?

Porque, como no nos hemos cansado de repetir en otros artículos, el término Blockchain equivale a descentralización, y no solo de las infraestructuras tecnológicas, sino también una descentralización de tipo decisorio o político. Y que implantar Blockchain con éxito exige que todas las partes implicadas logren más beneficios que perjuicios. Y para una cadena de producción y suministro, todos son todos, incluidos los consumidores finales.

La revolución que las tecnologías de Internet ha traído, tanto al mundo de los negocios como a la sociedad, ha sido posible gracias a su uso público, no a su aplicación en forma de Intranets privadas. Igualmente en CTIC, desde que empezamos a investigar en el campo Blockchain allá por el 2015, siempre hemos apostado por el empleo de plataformas Blockchain públicas. Intentamos que el planteamiento inicial que tengan las empresas a las que ayudamos sea ese, porque creemos firmemente que es la forma en la que puede lograrse la verdadera utilidad y ventajas de su aplicación.

Por eso para nuestros pilotos de aplicación y proyectos para clientes hemos trabajado principalmente con la plataforma pública Ethereum y más recientemente con plataformas basadas en software EOSIO, como la blockchain pública de Telos, de la que formamos parte como entidad validadora, o en la “jerga” de la red, como productor de bloques (BP) bajo el nombre The Teloscope. Ambas plataformas blockchain, Ethereum y Telos, permiten variantes para despliegue y funcionamiento en modo “privado” o “permisionado”, por lo que esto nos asegura que si finalmente los promotores del proyecto deciden no lanzarlo en modo público, los desarrollos serán compatibles. 

Blockchain opera como una tecnología de infraestructura, no finalista. Más que aplicarse en la resolución de problemas puntuales, Blockchain está destinada a formar parte de soluciones complejas, que muchas veces incluyen diversas tecnologías. Para ejemplificar esto, comparemos aplicar Blockchain con la aplicación de una tecnología de infraestructura como Internet, y una finalista como Big Data, en un problema concreto: la atención al cliente.

Si pensamos en cómo ha cambiado Internet las relaciones de atención al cliente, no podemos negar su importancia. Pero estos cambios han sido graduales y se han basado más en cambios de comportamiento que en soluciones puntuales.  La instantaneidad de respuesta ya existía con los teléfonos de atención al cliente. En cambio, la cercanía, la espontaneidad y la difusión de las preguntas en redes sociales, era algo difícilmente cuantificable, o inimaginable hace no demasiados años. Por su parte, la aplicación del Big Data al análisis de quejas, resuelve problemas puntuales, sin alterar necesariamente al resto del proceso.

 

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Y me dicen..."pon una queja por fax o en nuestra Intranet" ... y yo doblao de la risa.

En CTIC consideramos que la aplicación de Blockchain ha de ser transversal, y para sacarle partido las empresas han de estar dispuestas a adaptar su negocio al nuevo paradigma, y saber cómo hacerlo, algo en lo que también podemos ayudarles. De lo contrario, muchas correrán el riesgo de fracasar, como sucedió con grandes empresas en los albores de Internet, que incapaces de adaptarse, se vieron por ejemplo superadas por una pequeña tienda online de libros (Amazon).

Volviendo al sentido que puede tener Blockchain, aplicado al campo de la trazabilidad u otros, desde nuestro punto de vista las principales características que ha de tener una buena solución son:

  • Información pública e inmutable, el acceso a la información no debe estar controlado por un sólo actor, y las trazas de ésta han de estar disponibles.
  • Descentralización, no solamente la infraestructura ha de estar descentralizada, sino que las aplicaciones también han de serlo. Todos los diferentes actores han de colaborar en un espacio de juego común, y a ser posible público.

En resumen, la aplicación de las tecnologías Blockchain se basa más en un cambio de paradigma que en resultados inmediatos. No se trata de pretender usarla a modo de “base de datos irreversible”, sino de adaptar la forma de trabajar para aprovechar la ventaja que nos da poder realizar transacciones con diversos actores, incluso desconocidos, en los que ya no es necesario tener a priori una confianza, pues la tecnología subyacente y el código de software que controla las relaciones, se encarga de forma automática y transparente de dar seguridad a la solución.

En CTIC lideramos el futuro de blockchain, y podemos ayudar tanto a empresas como a entidades públicas a diseñar y poner en marcha proyectos que incluyan verdaderamente tecnologías Blockchain, de la forma más adecuada para aprovechar sus beneficios reales. Si está interesado en conocer más detalles, puede contactar con nosotros.

Este artículo ha sido publicado en el número 11 de la revista Ágora, magazine sobre Blockchain de ámbito nacional.

Luis Meijueiro/ Emilo Tereñes

-Tecnología blockchain-

CTIC Centro Tecnológico

 

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